La Biodanza es un sistema de desarrollo humano creado por el psicólogo, antropólogo y artista chileno Rolando Toro en los años 60, cuyos objetivos principales son la integración afectiva (entre los hombres y con la naturaleza), la renovación orgánica (tiene efectos a nivel biológico y fisiológico) y el reaprendizaje de las funciones originarias de la vida (reforzar la identidad y favorecer la coherencia con las necesidades básicas instintivas).

Consideramos que todo ser humano nace con unos potenciales genéticos cuyo desarrollo depende de los ecofactores positivos o negativos con los que se encuentre a lo largo de su vida. Para facilitar la expresión de estos potenciales genéticos en la sesión de biodanza creamos un entorno favorable a través de: la música (elegida para deflagrar vivencias), el movimiento (ejercicios-danza, estímulo de un movimiento pleno de sentido) y el grupo (entorno de respeto y cuidado).

Impulsamos la posibilidad de recuperar el estado vivencial, entendiendo como vivencia “una experiencia vivida con gran intensidad por un individuo en un lapso de tiempo aquí-ahora”. La vivencia integradora es aquella que permite a la persona desenvolver su propia identidad y conectar con sus potenciales humanos.

Trabajamos con cinco líneas de vivencia de forma progresiva e interrelacionada: la vitalidad, la afectividad, la creatividad, la sexualidad y la trascendencia. La vitalidad es la capacidad de disponer energía para la acción y la sensación de sentirse vivo, así como la pulsación entre la actividad y el descanso. La afectividad es la capacidad de relacionarnos con el otro a través de la creación de vínculos saludables, es el desarrollo de la capacidad de dar y de disponerse a recibir, de ser empáticos y solidarios. La creatividad es la capacidad de reinventarnos, la habilidad para explorar nuevas formas de construir en nuestra vida, de producir cambios e innovar en nuestra manera de relacionarnos, de trabajar, de expresarnos, etc. en definitiva, de vivir. La sexualidad es la capacidad para sentir placer, de disfrutar de aquello que vivimos, ya sea una actividad que practicamos, una danza o el contacto íntimo con el otro; es el rescate de nuestro instinto natural e inocente importante para la integración y la salud. La trascendencia es la capacidad de ir más allá de nosotros, de vincularnos con la totalidad, con los seres vivos y la naturaleza; es algo sutil, una conexión profunda en relación con un sentimiento de pertenencia al universo.

A lo largo de las sesiones se abren nuevas posibilidades para mejorar la comunicación, reforzar la identidad y la autoestima, conectarnos con nuestro cuerpo y emociones, aumentar el placer de vivir, perder el miedo al contacto, etc.

El objetivo final de Biodanza es mejorar la calidad de vida a nivel fisiológico, emocional y existencial, estimular un crecimiento personal e impulsar un crecimiento colectivo.

Grupo semanales:

Miércoles de 18:00 a 20:00

Lugar: Punto Vital (Plaza San Francisco 8, Zaragoza)

Encuentros mensuales en Alcañiz:

Sábados de 10:00 a 12:30

Lugar: Espacio Raíz (Avda. Huesca 11, Alcañiz)